ÁNGEL DE LA ENCARNACIÓN GARCÍA

Ángel de la Encarnación García es director de la Escuela de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad del Valle. Su vinculación a la universidad y a la docencia misma, se dio “por casualidades de la vida”, como él mismo afirma.



“En 1985 vine como ingeniero a dictar un curso en Bogotá, aproveché para viajar por todo el país y me gustó”. Estuvo primero en Medellín dónde creó una empresa que por circunstancias de la vida vio desaparecer, pero esto no lo detuvo. “Las crisis son oportunidades para cambiar”, dice, y efectivamente, después de este impase viajó de Medellín a Cali, dónde se vinculó oficialmente con la Universidad del Valle en 1983.

Para este amante de Carlos Santana, de las películas de Amenábar y apasionado de los acertijos y juegos mentales, su interés por la ingeniería fue vocación pura. Desde niño era inquieto, curioso y hacía sus propios juguetes artesanales. “En ingeniería hay ingenio, uno debe saber sus habilidades y explorar el mundo”, dice. “Cuando se hace adulto, se da cuenta uno que hay fórmulas detrás, pedagogías, y se va mejorando. Lo que antes hacía uno por diversión, ahora lo hace todavía por diversión pero con más calidad seguramente”, concluye este Ingeniero de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid y Doctor en Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Valencia.

Inicialmente, el profesor Ángel, se desempeñaba en ingeniería electrónica, pero es el software su campo de acción ahora. Su asignatura preferida, y tema de investigación, es Computación Evolutiva. “En este tipo de asignaturas uno puede contar lo que sabe. Se tocan temas muy variados y el estudiante puede contar sus experiencias, lo que crea un ambiente de clase muy agradable”, señala. Y es que para el docente, que sus estudiantes se sientan a gusto es primordial a la hora de dictar sus cursos: “Trato de que lo que me llama a mí la atención, al estudiante le llame también la atención; que ese entusiasmo que me causan, poder reflejarlo hacia el estudiante (…) Lo que uno ve en televisión, lee en un periódico, trato de mostrarlo interesante. Las cosas que son aburridas, no puedes darles brillo, pero en últimas sí puedes respetar el brillo de las cosas que sí lo tienen”.

De los estudiantes de su Escuela destaca la amabilidad y el buen trato en general, pero reconoce así mismo que hay aspectos por mejorar, como el inglés, el español y el trabajo en grupo. Sobre este último, es especialmente autocrítico y afirma que “la mayoría de personas no sabemos enseñar a trabajar en grupo; no es tirar una tarea y decir háganla. Hay que incentivar que haya colaboración en el grupo, y eso todavía no sabemos cómo hacerlo en una forma efectiva”. Sobre el idioma inglés y el español cree que “es triste que los estudiantes vengan del colegio con un nivel de español muy malo pues esto les complica las cosas no sólo en ingeniería, sino en cualquier otra carrera que escojan”, y que “sólo quienes vienen de colegios bilingües tienen un buen nivel de inglés”, aunque se muestra optimista frente a las nuevas políticas oficiales en cuanto al bilingüismo en la educación media.

Ante la gran dedicación y la presión académica que un campo tan vasto como la ingeniería puede demandar, el profesor García reconoce que “hay que hacer sacrificios”, pero que “no son sacrificios para toda la vida”. “Si quieres ser bueno en tu área de la ingeniería la que sea, te va a tocar estudiar duro esos 5 años que estés aquí. No quiere decir esto que se descuide totalmente los amigos, la música, los placeres de la vida, pero sí hay que aprender a establecer prioridades”. Le entristece el nivel de autoexigencia tan pobre de algunos estudiantes: “Se dedican a las cartas en los pasillos, en vez de hacer cosas por el gusto de aprender, así no estén en el pensum de la asignatura... Formas de pasar el rato, hay otras más entretenidas y mucho más creativas, pero yo veo a chicos, que son viejos ya; en mi país las cartas las juegan los abuelitos que ya jubilados, no tiene nada que hacer y se ponen a ver a quién le tocó la suerte esta vez… Uno en la vida tiene que esforzarse, cuesta algo al principio, pero luego ya es cuesta abajo”, concluye.

Cuenta que en una ocasión, la primera vez que dio clase en Univalle, enfrentó un impase, por demás curioso y del que aprendió mucho: “Yo era ingeniero, extranjero, recién llegado, dictaba una asignatura que me gustaba mucho, electrónica, y la pasaba muy bien. Ya finalizando el semestre una estudiante se me acerca y me dice “profesor, no hemos entendido nada, usted es un desordenado, no sabe manejar el tablero, habla muy rápido…”… El ritmo del habla en España es muy acelerado por cierto, y cuando llegué pues no se me entendía nada; todos mirando hipnotizados, contentos por el nuevo profesor extranjero, pero nadie entendía nada... Entonces yo todavía se lo agradezco a la chica, que haya tenido el valor de decírmelo, porque sólo así es que uno puede aprender. Si uno cree que está haciendo las cosas bien, no se da cuenta de sus errores y no mejora, no puede cambiar nada. Para la chica fue un peligro enfrentar a un profesor de esa manera, porque hay profesores que pueden reaccionar de manera hostil, pero ella se atrevió ese día y para mí fue muy bonito y valió la pena”.

Es entusiasta lector de todo tipo de obras. Su libro favorito es Cómo funciona la mente de Steven Pinker, y considera a Rayuela de Cortázar una de las novelas más brillantes que ha conocido. Le gustaría desde hacer una casa con sus propias manos, con muebles y todo, hasta desarrollar proyectos de tecnología más grande de los que las circunstancias permiten manejar aquí; “cosas siempre hay para hacer”. Sale a caminar, nada, monta en bicicleta. Disfruta aprender cosas nuevas todos los días, y sobre todo, compartir todo lo que aprende. Quizá haber terminado vinculado a la docencia no fue tanta casualidad después de todo.

Comentarios

  1. Mi pensamiento y percepción del mundo cambió totalmente cuando cursé su asignatura: "Computación evolutiva".

    Gracias profe,

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  2. Totalmente de acuerdo con Pedro, que suerte encontrar un profesor y una persona tan valiosa, gracias profe.

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  3. una excelente persona, adentro y fuera del aula. Gracias profesor Angel Garcia.

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  4. Un excelente profesor, tuve la oportunidad de ver computación evolutiva y vida artificial, cursos que cambiaron muy profundamente mi forma de pensar.

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