Gobernadora del Cabildo Universitario de Univalle Reconoce Mayor Acceso de Indígenas a la Educación Superior

Foto cortesía: Mar Ceballos

“Desde donde estamos, empezar a trabajar para ver qué se puede transformar y mejorar, Esa es la responsabilidad de los indígenas que nos estamos formando como profesionales: venir y formarnos acá pero luego retornar al territorio a retribuir lo que aprendemos”. Marisol Cuatín, Estudiante de 6° semestre de Ingeniería de Alimentos

Marisol Cuatín vive en el resguardo indígena Muellamués, en el municipio Guachucal, Nariño. Resguardo perteneciente al pueblo indígena de los Pastos. A pesar de que su pueblo ha perdido la lengua propia, todavía conserva costumbres referentes al derecho mayor, el bastón de mando, la forma de ejercer justicia, la medicina tradicional, las ofrendas y el concepto ancestral del territorio.

Después de solicitar el permiso en su comunidad para ir a la ciudad a formarse profesionalmente y adquirir el compromiso de regresar a retribuir los conocimientos adquiridos, Marisol Cuatín, quien recién se había graduado del colegio, viajó a Cali para estudiar Tecnología en Alimentos en la Universidad del Valle. Su llegada a la universidad y a la ciudad no fue nada fácil. Estar separada de su familia, de sus costumbres y enfrentarse al caos y al ruido de la ciudad le hicieron preguntarse quién era y cuál era la razón para viajar a un entorno tan distinto. 

“Cuando uno llega a la ciudad, a la universidad y siente los choques culturales, ahí uno se da cuenta que es diferente y que tiene que valorar eso. Uno empieza a preguntarse de dónde soy, de dónde vengo, y empieza a buscar una identidad” comenta Marisol quien se graduó de Tecnología en Alimentos en 2012 y un año después decidió continuar sus estudios profesionales en la Facultad de Ingeniería inscribiéndose a Ingeniería de Alimentos, donde cursa sexto semestre.

Las cosmovisiones e idiosincrasias de las comunidades indígenas son otro factor de choque con la cultura occidental y esto fue percibido por Marisol durante sus primeras clases: la forma en que se concibe la tierra, comenta, “acá lo vemos como recursos naturales y hay que explotarlos al máximo pero no se ve esa retribución hacia la naturaleza y todo lo que nos contribuye. Las empresas cumplen con las normativas pero muchas veces lo hacen solo por cumplir el requisito, mas no por esa conciencia de que la tierra lo es todo para uno”.

El choque que experimentamos todos al entrar a la universidad, nos obliga a contrastar el conocimiento de la academia, con el que hemos recibido en la vida diaria y a tomar una postura al respecto. Para Marisol esta experiencia se dió entre sus conocimientos ancestrales, la forma como en su pueblo se cultivan y cosechan los alimentos, con los procedimientos técnicos, sofisticados y económicos de la academia. Su posición no fue rechazar las miradas sino preguntarse qué conocimientos de Occidente le servían para fortalecer los procesos que se llevan a cabo en su comunidad.

Con este pensamiento Marisol escoge la Facultad de Ingeniería para realizar sus estudios, en el programa tecnología de alimentos e ingeniería de alimentos, buscando nuevas alternativas para conservar los alimentos y cultivos que se producen en su territorio a partir de las herramientas tecnológicas que brinda la Facultad. La necesidad de innovar y de hacer que los procesos agrícolas sean más efectivos está presente en todas las comunidades, y el resguardo Muellamués no es ajeno a esta problemática: con los crecientes esfuerzos por legitimar la soberanía alimentaria y defender los territorios y las jurisdicciones especiales, es necesario que las comunidades indígenas se apropien de los conocimientos de Occidente, de manera que haya un desarrollo positivo que no afecte sus cosmovisiones.

En este sentido, la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle y todos sus programas académicos, trabajan constantemente por inculcar en sus estudiantes el liderazgo y la resolución de problemas a través de la investigación, de modo que sus profesionales aporten y mejoren la calidad de vida, desde los distintos espacios a los que pertenezcan.

Marisol hace parte de los 556 estudiantes indígenas de la Universidad del Valle, pero se distingue de ellos por su cargo de Gobernadora en el Cabildo Indígena Universitario de Univalle. Este estamento surge como una alternativa de acompañamiento para los estudiantes de diferentes etnias indígenas que viajan desde distintas partes de Colombia para realizar sus estudios en la Universidad del Valle.

Foto cortesía: Mar CeballosEl Cabildo Indígena Universitario de Univalle se constituye formalmente hace 13 años, pero ha estado funcionando desde el año 1991 con la llegada de los primeros indígenas a la Universidad. La constitución del 91 le dio visibilidad a las culturas de Colombia y en ese proceso, las comunidades indígenas reclamaron su derecho a acceder a la educación pública. Sin embargo, las dificultades eran grandes pues quienes deseaban ingresar a la universidad muchas veces no tenían los recursos económicos para viajar hasta la ciudad, y la educación recibida en sus comunidades estaba enfocada a sus costumbres, situación que los ubica en una posición de desventaja frente a los demás estudiantes.

Con el objetivo de estrechar las barreras sociales, representantes de los pueblos Nasa y Misak, construyeron la idea del cabildo indígena, que se ha ido fortaleciendo con los años y que garantiza el ingreso de estudiantes indígenas a la universidad, brinda apoyo moral y acompañamiento para que en el cambio, no pierdan sus identidades, sino que las reafirmen y finalmente, que estos profesionales retornen a su lugar de origen a compartir sus conocimientos. De igual manera, el Cabildo Indígena Universitario mantiene relaciones estrechas con cabildos urbanos y con sus comunidades en los distintos departamentos de Colombia.

El rol de gobernadora que tiene Marisol es particularmente importante para el cabildo pues ella, junto con el gobernador, el vice gobernador y el alcalde de cada uno de los cinco pueblos que conforman el Cabildo deben velar por mantener y mejorar la gestión año tras año. El carácter público de la Universidad y su campus campestre han permitido que el cabildo mejore con los años.

“Uno como indígena es muy apegado a la familia a los abuelos, la alimentación. Toda la forma de vida es muy distinta en la ciudad o selva de cemento, como nosotros la llamamos. Pero el campus nos ha servido porque es muy amplio y nos recuerda nuestras comunidades, nos permite respirar aire fresco”, comenta Marisol.

El cabildo lidera varios proyectos académicos, que reafirman la identidad de las comunidades indígenas. Algunos de ellos son la huerta casera, que se cuida en mingas, cada 15 días, también el grupo de danza y música folclórica que se presenta en eventos y reuniones. Por el lado académico, desde el cabildo han nacido las cátedras Nasa Yuwe I y II, territorio, conflicto y jurisdicción especial indígena; etnoconocimiento y metodologías de la investigación adscritas al Instituto de Educación y Pedagogía. Desde este espacio, los estudiantes pertenecientes a distintos cabildos indígenas del país se preguntan por su participación en la universidad, y como ésta garantiza que sus estudiantes admitidos por condición de excepción puedan superar las dificultades y terminar sus estudios con éxito.

Marisol ha demostrado cómo las ideologías y cosmovisiones pueden convivir sin solaparse y por el contrario, que la unión de distintos modos de ver el mundo puede incluso crear nuevas alternativas. Como tecnóloga en alimentos y estudiante de sexto semestre de Ingeniería de Alimentos, Marisol resalta de su carrera, los distintos procesos y alternativas para transformar una materia prima en otros alimentos y que estos productos sean inocuos, es decir, que sean saludables para el consumidor. En sus palabras, “esa es la tarea del ingeniero: que no solo piense en llenarle el estómago a la gente, sino que sean alimentos que realmente nutran al consumidor”. 

De igual manera expresa, que a pesar de que muchos indígenas entran a la universidad con falencias educativas, las condiciones de excepción y el ambiente académico de la Facultad de Ingeniería, permiten que cada vez más estudiantes accedan a sus carreras y se gradúen como profesionales. Así mismo, señala que es importante que la Facultad propicie más espacios de acompañamiento para que la deserción de estudiantes indígenas, que muchas veces se retiran en las materias del núcleo común, sea cada vez menor.

Con respecto al etnoconocimiento de su comunidad, al ser fusionado con el conocimiento de la ingeniería en alimentos, tendría gran impacto en la conservación de las semillas y los cultivos, sin aplicar demasiados químicos, de modo que sean más orgánicos y nutritivos. También, la gobernadora del cabildo piensa el rol del ingeniero como un innovador social, que puede crear su propia empresa partiendo de la diversidad de nuestro país y desde ahí crear nuevos mercados. 

Así como Marisol Cuatín, los estudiantes de la Facultad de Ingeniería, trabajan cada uno desde sus contextos inmediatos, utilizando sus conocimientos para mejorar aquellos procesos que presentan algunas falencias y así aportar al desarrollo de nuestro país.












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