Ingenieras investigan cómo disminuir el impacto por desgaste y corrosión


Ingenieras de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle están liderando esfuerzos para disminuir el impacto del desgaste y de la corrosión, con el fin de ahorrar dinero, salvar vidas y cuidar el planeta.

 La profesora Sara Aida Rodríguez, investigadora del Grupo de Investigación en Fatiga y Superficies dijo que una de sus líneas de investigación está enfocada en el estudio práctico de la tribología, la ciencia de la interacción de superficies bajo diferentes condiciones, desde una prótesis dentro de del cuerpo humano, hasta una turbina hidroeléctrica girando en agua que contiene sedimentos.
 
“El impacto más grande que el trabajo del grupo tendrá es que los componentes mecánicos puedan funcionar por más tiempo, de forma confiable... Por ejemplo, en un mundo de cambio climático, las plantas hidroeléctricas podrían seguir funcionando por más tiempo, y con mayores eficiencias, bajando la dependencia de combustibles fósiles para la generación de electricidad”, explicó la profesora Rodríguez.

Esta historia hacer parte de nuestra nueva serie de artículos que evidencian el trabajo de lideresas en investigación de la Facultad de Ingeniera en anticipación a la Semana de Ingeniería 2021, (24-26 de noviembre), con el tema "Mujer en la ingeniería: investigación, emprendimiento e innovación para el desarrollo de la región".


Dentro del Grupo de Investigación en Fatiga y Superficies está Marcela Barona, física y estudiante de maestría.

Barona explicó que la corrosión es un daño producido mediante reacciones (electroquímicas) mientras que el desgaste es más por interacciones por contacto y movimiento relativo (físicas).

“La corrosión en particular es una problemática de la industria biomédica, marina, petrolera y de alimentos”, dijo Barona, añadiendo que la combinación de condiciones de esfuerzo y humedad en estos ambientes aceleran este proceso.

Barona participa de un proyecto en marcha que estudia una aleación (un material con una mezcla de metales), aceros al manganeso y aluminio, para observar el efecto del aluminio sobre los mecanismos de deformación y en el caso específico del trabajo de Barona sobre los efectos combinados de la corrosión y el desgaste.

“Estos dos procesos son distintos pero pasan al mismo tiempo y si podemos entender el proceso mejor, podemos bajar los impactos en el material”, manifestó Barona, añadiendo que su meta es publicar los resultados en una revista científica en los siguientes meses.

Como parte del mismo proyecto la profesora Rodríguez y su equipo se enfocaron en usar la difracción de Rayos-X para estimar propiedades determinantes en el desempeño de estas aleaciones.

Una publicación científica, con los resultados, fue publicado en Metals en Octubre de 2021: Stacking Fault Energy Determination in Fe-Mn-Al-C Austenitic Steels by X-ray Diffraction.

Marcela Barona, física y estudiante de maestría del Grupo de Investigación en Fatiga y Superficies Crédito: Andrew James/NCC/Univalle

Mujeres en STEM

Según un artículo científico escrito por la profesora Rodríguez y su hermana Laura (que también es una profesora de la Universidad del Valle), menos del 30 por ciento de los estudiantes de ingeniería en Colombia son mujeres.

“Sin embargo, el promedio lo genera la relativamente alta participación en campos como la ingeniería de alimentos”, advirtió la profesora. “En la ingeniería mecánica e ingeniería eléctrica la participación es menos del 10 por ciento y aún más alarmante es la participación de las mujeres en la ingeniería de sistemas que cayó del 45% al 28% en los últimos 15 años”.

En la mayoría del mundo, la participación de mujeres en STEM (por sus siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es mucho menor que la de los hombres.

La profesora Rodríguez atribuyó esta tendencia a un número de factores, incluso al ambiente familiar.

“Adolescentes pueden ser muy influenciados por opiniones o percepciones de los padres… Si los padres no piensan que la STEM es un camino para sus hijas, es menos probable que vayan a estudiar esto”, afirmó la profesora Rodríguez.

“Una idea para mejorar la participación es educar a los padres para que ellos puedan ver que las áreas STEM son un camino valioso para sus hijas”.

Afortunadamente, contó Barona, que sus padres, un científico de formación y una licenciada, le proporcionaron un ambiente donde no había preconcepciones negativas sobre género y STEM.

“Cuando era una niña mi papá no quería comprar Barbies ni otras muñecas para mí… yo jugué con carros y otro tipo de juguetes con mi hermano”, dijo Barona. A pesar de los tímidos avances, la profesora Rodríguez expresa que hay problemas estructurales a nivel mundial que también afectan a Colombia.

“En este momento no hay ninguna guardería ni un lactario de niños en toda la universidad”, añadiendo que esto es verdad para la mayoría de universidades en Colombia.

“Esto es particularmente duro para las estudiantes de posgrado e investigadoras postdoctorales, porque esta es la edad cuando más personas están comenzando sus familias”.

Foto: La profesora Sara Aida Rodríguez, investigadora del Grupo de Investigación en Fatiga y Superficies Crédito: Andrew James/NCC/Univalle

Cerrando la brecha de ingresos

Otro aspecto es que hay una brecha de ingresos entre hombres y mujeres.

“En el caso específico de muchos campos de la ingeniería, las mujeres están ganando 15 por ciento menos que los hombres, a pesar de tener las mismas calificaciones, años de experiencia y cargas… exactamente el mismo trabajo, pero esta brecha se disminuye con los años de formación y se revierte para el doctorado”, dijo la profesora Rodríguez.

Ella explicó que un aumento en la participación de mujeres en ingeniería puede ayudar a cerrar esta brecha: en general las mujeres ganan igual a hombres con al menos un año menos de formación lo que representa una diferencia del 24% en el caso de los profesionales.

“Las mujeres ingenieras tienen salarios de enganche 2% más alto que el promedio de las mujeres profesionales y esta diferencia se incrementa con los años desde el grado y a los 15 años desde el egreso, una ingeniera tiene un salario 30% más alto que una mujer profesional promedio con los mismos años de graduada", explicó la profesora Rodríguez.

La profesora Rodríguez planteó que la Red Internacional de Mujeres en Ingeniería (RIMI por sus siglas en Español) ya está proporcionando capacitación a las investigadoras de Univalle para aprender cómo negociar mejores salarios. Este es uno de los puntos que se tratarán en el taller de liderazgo para estudiantes que tendrá su segunda edición en el marco de la Semana de la Ingeniería.

Si le gustaría contactar a la investigadora o conocer más sobre el proyecto, escriba a la Oficina de Comunicaciones Facultad de Ingeniería: comunicaingenieria(arroba)correounivalle.edu.co

Foto de portal: La profesora Sara Aida Rodríguez, investigadora del Grupo de Investigación en Fatiga y Superficies Crédito: Andrew James/NCC/Univalle

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