El Valle del Cauca: una tierra fértil para la albahaca

Investigador y profesor nombrado de la Escuela de Ingeniería de Recursos Naturales y del Ambiente EIDENAR, Andrés Fernando Echeverri Sánchez, uno de los autores de la investigación. Crédito: Édgar Bejarano, Oficina de Comunicaciones Facultad de Ingeniería.


En años recientes, estudios han mostrado el crecimiento que tiene la producción de albahaca para usos medicinales y elaboración de aromáticas, además del impacto que su cultivo podría suponer para comunidades, en materia de tejido social y organizativo. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad del Valle buscó determinar cuáles de las zonas que comprenden el departamento son las más aptas para este cultivo. Sus resultados esperan convertirse en material de referencia para que tomadores de decisiones y entes gubernamentales realicen acciones que favorezcan la producción de pequeños y medianos campesinos y, con el tiempo, posicionen el cultivo de la albahaca como fuente de ingresos rentables para las comunidades de estos territorios.  

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Ubicando los mejores suelos del departamento para la producción de la albahaca  


A pesar de ser utilizada principalmente para el cultivo de la caña de azúcar, las tierras de municipios ubicados en el Valle del Cauca también son fértiles y favorables para la siembra y producción de otros productos de valor, como en el caso de la albahaca. Si bien hay comunidades dedicadas a su cultivo en menor escala, existía la necesidad de establecer cuáles de estos territorios resultaban más aptos para dichas actividades. Buscando dar respuesta a este interrogante, los investigadores de la Alianza Bioversity- CIAT (Centro Internacional de Agricultura Tropical) María del Mar Esponda Bernal y Robert Santiago Andrade, junto con el investigador y profesor nombrado de la Escuela de Ingeniería de Recursos Naturales y del Ambiente EIDENAR, Andrés Fernando Echeverri Sánchez y el investigador y profesor nombrado del Sistema de Regionalización, Sede Yumbo, y miembro del Grupo de Investigación en Finanzas Cuantitativas, GIFINC, Eduar Fernando Aguirre Gonzáles, llevaron a cabo una investigación, cuyos resultados fueron publicados recientemente en la revista especializada “Agricultural Systems”.  

Para dicha investigación, se unieron dos metodologías de trabajo. Por un lado, estuvo el análisis multicriterio, una metodología cuyos usos datan de la década de los años ‘70, y que es utilizada para análisis de problemas de alta complejidad, en los cuales tienen relación gran cantidad de parámetros. En el caso del estudio aplicado al Valle del Cauca, el objetivo era identificar las zonas más aptas para el cultivo de la albahaca, teniendo en cuenta los siguientes factores: altitud, drenaje, sol, humedad relativa, precipitación, temperatura y pendiente. Aunque este análisis permite utilizarse sin considerar la variable relacionada con el espacio donde se realiza, lo que favorece su uso para otros estudios, en este caso sí se tuvo como referencia el espacio, dado el objetivo del grupo de investigadores.   

Por el otro lado, se utilizó el Índice de Ubicación Adecuada de Cultivos (SCLI), construido específicamente para este estudio, para el cual se contó con la participación de integrantes de la academia, del sector productivo y campesinos de los territorios. “Era importante que en el panel de expertos estuvieran personas de todos los sectores. Creemos que esa mezcla de saberes hace llamativo a nuestro estudio. Nosotros utilizamos el estudio como una forma de que los campesinos pudieran participar también de este modelo”, explica el investigador y profesor Andrés Fernando Echeverri Sánchez. Esta metodología incluye, a su vez, un índice llamado Razón de Consistencia (CR, por sus siglas en inglés), que sirve para evaluar el nivel de consenso dentro de paneles como el anteriormente mencionado, en donde un nivel mayor del 10% de inconsistencia hubiera dado cuenta de la necesidad de involucrar más voces en dicho panel, en procura de encontrar un nivel aceptable. Esto no ocurrió en el estudio, pues el porcentaje del Índice fue menor a ese valor de referencia. “Encontramos que, de alguna manera, hay un consenso en las opiniones de los académicos, los agrónomos y los agricultores”, reconoce el investigador y profesor Andrés Fernando Echeverri Sánchez, y agrega que el trabajo en conjunto con estas dos metodologías es una apuesta altamente aceptada a nivel mundial, que se ha puesto al servicio de otros tipos de análisis.   

En este caso particular, el panel de expertos se utilizó para determinar cuáles eran las categorías de análisis más importantes para cada región en el Valle del Cauca a la hora de pensar en el cultivo de la albahaca.    

El Valle del Cauca, un campo fértil para nuevos cultivos  


Según reportes realizados por el Ministerio de Agricultura, en Colombia se ha registrado un aumento significativo en la producción de plantas medicinales y aromáticas (MAP, por sus siglas en inglés), pasando de 767 toneladas en 2006 a 31.824 en 2020. En esta categoría, la albahaca, el cebollín, la menta, el laurel y el orégano se encuentran entre los productos con mayor crecimiento. Según los estudios del Ministerio de Agricultura, la producción de albahaca ha sido la más destacada: ha pasado de 56 toneladas en 2008 a 4097 en 2020, y un aumento de hectáreas plantadas de 26 en 2008 a 543 en 2020. Esta región del Pacífico colombiano se sitúa históricamente en este marco de producción. “Específicamente en el Valle del Cauca, aunque son áreas pequeñas, hay zonas de ladera con una historia de cultivo de albahaca, y en general de plantas aromáticas y medicinales”, explica el investigador y profesor Andrés Fernando Echeverri Sánchez, y aclara que el estudio buscó expandirse hacia otros puntos del departamento, de manera que los hallazgos estuvieran al alcance de productores en estos sitios y pudieran conocer el potencial que hay en sus suelos.  

Además de esas tradiciones de cultivo, el Valle del Cauca tiene una calidad de suelo que lo sitúa entre los mejores para cultivos, junto con unas condiciones de precipitación ideales para el riego y desarrollo de los productos y factores relacionados con la temperatura a la que están sometidos. “Esa conjunción de factores hace que sea una zona propicia para el cultivo de la albahaca. Además, acá tenemos una comercialización asegurada. Este tipo de cultivos no se comercializan hacia otras zonas del país, ni afuera todavía, debido a cuestiones de rentabilidad y producción de calidad, además de que la demanda interna del departamento la absorbe. Quien cultiva este tipo de productos no se quedará sin vender. Entonces, esas condiciones físicas y de comercialización hacen que el Valle del Cauca poco a poco vaya creciendo en ese sentido”, explica el investigador y profesor Andrés Fernando Echeverri Sánchez. 

Con esto presente, el estudio incluyó, además, dos escenarios hipotéticos para evaluar los lugares más aptos para este tipo de cultivos. Uno de ellos utilizó el promedio de precipitaciones; el otro redujo este promedio, para que la medición se diera con escasa precipitación. Los resultados, en ambos casos, no distaron unos de otros, salvo la necesidad de incorporar sistemas riego en el segundo caso.   

“Lo que obtuvimos, finalmente, fue un ranking del departamento completo con unos puntajes en las zonas, donde confluye la mayoría de las características positivas de tipo biofísico. Quedó que estaban principalmente al sur del departamento”, agrega el investigador y profesor Andrés Fernando Echeverri Sánchez. Las categorías de clasificación fueron las de “alta aptitud”, que incluyen las de muy buena y buena aptitud. Dentro de este esquema se identificaron 29 municipios dentro de la categoría “buena”, con 118.618 hectáreas, y dentro de la categoría “muy buena” los valores registraron un total de 5.104 hectáreas. Para ambos casos la ubicación estaba en los municipios de Cali y Jamundí.  

El futuro para este tipo de productos, a nivel regional y nacional   


Si bien la región del Valle del Cauca cuenta con una fuerte industria relacionada con el cultivo y distribución de productos derivados de la caña de azúcar, el investigador y profesor Andrés Fernando Echeverri Sánchez opina que puede existir una relación recíproca entre estos y nuevos productores de cultivos como la albahaca. “Yo creería que, si una asociación fuerte se acerca al sector de la caña de azúcar, pueden establecerse canales de comunicación y colaboración. Otra cosa para considerar es que las áreas potenciales para el cultivo de albahaca no se dieron en zonas cañeras, por una cuestión de altura. Entonces, por lo menos, no existe ese conflicto. Eso me lleva a reafirmar que puede hacer una colaboración entre los sectores”, son sus palabras.   

Además, opina que el futuro para el mercado de las plantas aromáticas y medicinales, de cara a su crecimiento y expansión, precisa del trabajo conjunto entre pequeños productores, que les permita identificar las oportunidades para sus cultivos. Esto último acompañado por la presencia de entes a nivel departamental relacionados con el tema, como las antiguamente conocidas Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria y Ambiental, UMATA, y las Secretarías de Agricultura de cada municipio.  

“Nosotros creemos que, definitivamente, quienes deberían de apropiarse de los resultados de la investigación son los entes municipales, para que cada uno identifique en su municipio si hay zonas potenciales o no. Ellos bien podrían ayudar a los campesinos y productores a mejorar y orientar sus líneas de producción”, son sus palabras.

Si le interesa contactar a los investigadores o conocer más sobre la investigación, escriba a la Oficina de Comunicaciones Facultad de Ingeniería: comunicaingenieria@correounivalle.edu.co.

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