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El 26 de septiembre, desde el Grupo de Mujeres STEM de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle, celebramos el Día Mundial de la Anticoncepción. Esta fecha nos invita a reflexionar sobre la importancia de los métodos anticonceptivos, no solo como una herramienta esencial para la planificación familiar, sino también como un avance fundamental en los derechos y la salud de las mujeres. Reconocemos su impacto clave en la creación de oportunidades que permiten a las mujeres avanzar en su formación académica y su desarrollo profesional y científico y una herramienta que fomenta la participación de más mujeres en áreas STEM, impulsando su inclusión en disciplinas tradicionalmente subrepresentadas, contribuyendo así a un mundo más justo para todas.
La anticoncepción es fundamental para que las mujeres puedan avanzar en sus carreras profesionales y científicas, ya que les permite tener control sobre su planificación familiar y, con ello, mayor autonomía sobre sus decisiones personales y laborales. Al decidir si tener o no hijos y cuantos, las mujeres pueden dedicar tiempo y energía a su formación académica, investigación y desarrollo profesional sin las interrupciones o limitaciones impuestas por los embarazos y la maternidad. Esto no solo contribuye a su crecimiento individual, sino que también favorece la inclusión de más mujeres en posiciones de liderazgo, innovación y ciencia.
La historia de los anticonceptivos es larga, pero desigual. Durante milenios, se utilizaron hierbas y métodos rudimentarios ineficientes y riesgosos para evitar embarazos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que se desarrollaron métodos efectivos y accesibles. La primera píldora anticonceptiva hormonal se aprobó en 1960, un hito médico y social. Pero ¿por qué tomó tanto tiempo? Mientras que analgésicos y antibióticos se desarrollaban rápidamente desde el siglo XIX, la salud reproductiva femenina no recibió la misma atención. Los problemas de las mujeres, como la anticoncepción y el manejo del dolor menstrual, fueron ignorados o considerados "menos importantes" en comparación con otras áreas médicas.
El desarrollo de los anticonceptivos fue clave en la lucha por los derechos de las mujeres. Por primera vez, las mujeres tuvieron control sobre su cuerpo y sus decisiones reproductivas. La posibilidad de planificar, cuándo y cuántos hijos tener cambió las vidas de millones de mujeres. Pero esta libertad no vino sin resistencia. Durante décadas, los anticonceptivos enfrentaron restricciones morales y religiosas que intentaban limitar su acceso. A medida que avanzamos, es vital recordar que la planificación familiar es un derecho fundamental, no un privilegio.
Si bien los anticonceptivos son esenciales, no están libres de problemas. Muchas mujeres han experimentado efectos secundarios graves: desde migrañas hasta problemas cardiovasculares como hipertensión, trombosis venosa profunda y accidente cerebrovascular, pueden aumentar el riesgo de enfermedades de la vesícula biliar y existen preocupaciones sobre posibles vínculos con cánceres de mama y cuello uterino. Además, la inserción del Dispositivo intrauterino (DIU) ha sido especialmente problemática, en muchos casos, mujeres informan haber sido sometidas a procedimientos dolorosos sin anestesia adecuada, lo que constituye una forma de violencia ginecológica.
La historia de los anticonceptivos también tiene un lado oscuro. En muchos países, mujeres, especialmente de comunidades vulnerables, fueron esterilizadas sin su consentimiento. Programas de control de natalidad coercitivos, disfrazados como servicios de salud, violaron los derechos humanos de miles de mujeres. Estos actos son un recordatorio de la necesidad de asegurar que las decisiones reproductivas sean siempre informadas y voluntarias.
También es importante recordar que la anticoncepción no es solo responsabilidad de las mujeres. Los hombres también deben asumir una responsabilidad compartida. Además de asumir parte en la carga de la planificación familiar, es crucial que tomen en cuenta las consecuencias económicas y de salud que los métodos actuales imponen sobre las mujeres. Los métodos anticonceptivos para hombres disponibles actualmente se limitan principalmente al uso del condón y la vasectomía, mientras que opciones hormonales están en fase de investigación, pero aún no se han implementado de manera comercial de forma masiva. La falta de métodos más variados para hombres ha perpetuado la responsabilidad desproporcionada sobre las mujeres en la planificación familiar. Por otro lado, cuando un hombre se niega a usar condón o no permite que la pareja planifique, no solo está ejerciendo una forma de control y violencia de género, sino que también pone en riesgo la salud de la mujer, al exponerla a embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, y al limitar su autonomía y posibilidades de construir un futuro personal y profesional.
Hemos recorrido un largo camino, pero todavía hay mucho por hacer. Los anticonceptivos han sido clave en el avance de los derechos de las mujeres, pero necesitamos más investigación para desarrollar métodos más seguros y con menos efectos secundarios.
En este Día Internacional de la Anticoncepción, recordemos que la libertad reproductiva es esencial para construir un mundo más justo y que tanto hombres como mujeres deben compartir la responsabilidad. ¡Celebremos y protejamos este derecho!
Nota realizada por, Laura Sofía Rodríguez Pulecio
Profesora de la Escuela de Sistemas y Computación
Grupo de Mujeres STEM de la Facultad de Ingeniería
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