Profesora Irma Janeth Sanabria Gómez, un legado que desentraña la vida

Janeth Sanabria Gómez, científica y docente de la Universidad del Valle

Sentada en una silla del Laboratorio de Microbiología Ambiental y Anaerobia, la docente e investigadora Irma Janeth Sanabria Gómez deja que la memoria la transporte a enero de 1997, cuando cruzó por primera vez las puertas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle.

“Llegar a Cali, una ciudad de ritmos y costumbres distintas, no fue sencillo. Menos aún, insertarme en un mundo dominado por hombres, como la ingeniería”, recuerda la profesora Irma, quien nació en Bogotá en el seno de una familia humilde. 

El viaje de esta reconocida docente por la ciencia comenzó en su etapa escolar, cuando descubrió su pasión por desentrañar los misterios de la vida durante un experimento de ciencias naturales, la disección de una rana.

“Para mí fue impresionante que, después de descerebrar la ranita y abrirle el pecho, los pulmones y el corazón siguieran funcionando.  Yo veía eso y me preguntaba ¿por qué?, ¿cómo es eso posible, si matamos la ranita, que se siga moviendo el corazón?”, rememora la profesora Janeth, quien en 1984 ingresó a estudiar biología en la Universidad Pedagógica Nacional.

Durante su época universitaria, la docente se fascinó por la microbiología, la rama de la biología que estudia los microorganismos (bacterias, virus, hongos, protozoos y arqueas). La posibilidad de explorar aquello que no se ve a simple vista, pero que influye de manera determinante en el entorno, la atrapó por completo y determinó su carrera profesional.

En su último año de carrera, la profesora Irma Janeth se postuló a una beca para realizar un doctorado en la Unión Soviética. Su propuesta de investigación sobre fijación simbiótica de nitrógeno llamó la atención y, en 1991, aterrizó en Moscú con la ilusión de convertirse en científica. Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa.

El 26 de diciembre de 1991, la Unión Soviética se disolvió de manera definitiva tras años de crisis económicas y sociales. Esta situación cambió todo para el mundo y para la profesora Irma.

"El laboratorio donde yo trabajaba ya no podía arroparme. Entonces, los investigadores de allí me dieron una lista de lugares donde podía continuar mi doctorado y yo escogí uno, y resultó ser en Almaty”, relata con desparpajo ante lo increíble de la situación.

En ese entonces, Almaty era la capital de la recién creada República de Kazajistán, un centro industrial, científico y cultural de Asia Central, caracterizado por su cercanía a la cadena montañosa Trans-Ili Alatau. En ese lugar, distante y de costumbres ajenas, la profesora Janeth ingresó a la Al-Farabi Kazakh National University, donde su investigación dio un giro: empezó a estudiar microorganismos entomopatógenos, organismos capaces de incapacitar insectos considerados como plagas, esto con la idea de extraer toxinas útiles para crear pesticidas biológicos.

Tras finalizar su doctorado, en 1995, la profesora Irma regresó a Bogotá para trabajar por dos años como docente universitaria de genética, bacteriología, microbiología y ciencias naturales. 

“Fueron dos años muy duros, hasta que apareció la convocatoria en Univallle. Era en Ingeniería y yo, la verdad, no era muy consciente de la diferencia entre una facultad de ingeniería y una de ciencias”, confiesa entre risas la docente, que desde 1997 está vinculada a la Escuela de Ingeniería de Recursos Naturales y del Ambiente de nuestra universidad.

Irma Janeth Sanabria Gómez en su laboratorio.

El cambio para la profesora Janeth no fue fácil. Adaptarse al clima y a las dinámicas culturales significaron un reto personal. Sin embargo, en medio de ese proceso, descubrió un entorno natural que la maravilló.

“Recuerdo que, al principio, me iba a perseguir las hormigas arrieras. Me las encontraba en el campus, armando su camino verde, y me ponía a observar de dónde sacaban las hojas. Eso me fascinó porque no es tan común como los vallecaucanos creen", relata con emoción la profesora Irma.

A nivel profesional, la Universidad del Valle le ofreció un terreno fértil para seguir explorando la microbiología y el metabolismo microbiano. Con total libertad para direccionar su trabajo, ha podido materializar muchas de sus ideas. "Todo lo que pensé que podía hacer, lo he hecho", afirma con satisfacción la docente. 

En su labor profesoral, Irma Janeth se ha enfocado en conocer a sus estudiantes y las formas en que aprenden para diseñar estrategias que faciliten su acceso al conocimiento. Además, ha impulsado la interdisciplinaridad en el ámbito de la ingeniería, considerándola fundamental para abordar los problemas ambientales actuales.

“La interdisciplinaridad no se entendía antes. Por eso lo he trabajado mucho, haciéndoles entender a mis alumnos que se trata de aceptar verdades desde otras perspectivas valiosas”, explica la docente Janeth.

A la profesora Irma el paso de los años no le ha hecho perder la pasión por desentrañar los misterios de la vida, más en un paraíso terrenal como el Valle del Cauca, lleno de riqueza y biodiversidad que muchas veces se dan por sentado.

“Los vallecaucanos se han acostumbrado tanto a la riqueza natural que tienen que ni siquiera se dan cuenta de ella. Por ejemplo, dicen que aquí la comida llueve y, literal, si usted se descuida, le cae un mango en la cabeza. Eso no ocurre en todo el mundo, ni siquiera en todo el país”, explica la docente.

Hoy, tras más de 28 años en la Universidad del Valle, la profesora e investigadora Irma Janeth está a punto de emprender nuevos desafíos personales fuera del país, sin dejar de trabajar en el desarrollo de soluciones ambientales aplicables.

“Estamos desarrollando un fertilizante, pero aún falta un poco de investigación, con unos equipos que no tenemos aquí, para dar el último paso para la producción masiva. Entonces, me voy con esa ilusión de seguir investigando, pero siempre pensando en mi país y en las soluciones que necesita”, afirma con esperanza la profesora Irma, quien recientemente fue aceptada en el World Microbiome Partnership, una plataforma global destinada  a construir alianzas entre el sector académico, industrial y gubernamental para profundizar en la microbioma al servicio de la salud humana, animal, vegetal y planetaria.

Así, la docente Irma Janeth Sanabria Gómez cierra una etapa memorable en su vida y en la Facultad de Ingeniería, donde cultivó conocimiento entre alumnos y colegas. 

“Quiero decirles a mis estudiantes que ellos son los héroes del futuro, porque a estos ingenieros sanitarios son a los que les vamos a preguntar ¿qué hacemos frente a las inundaciones, las sequías y el resto de problemas ambientales?”, explica con emoción.

La profesora Irma Janeth Sanabria Gómez deja un legado imborrable en la Universidad del Valle. Su pasión por la microbiología, su compromiso con la ciencia y su inquebrantable espíritu de exploración han sido una fuente de inspiración para estudiantes y colegas. 

Por ello, desde la Facultad de Ingeniería, agradecemos profundamente su entrega, su conocimiento y su calidez humana, que han enriquecido no solo las aulas y laboratorios, sino también la vida de quienes la rodean. Le deseamos éxito y bienestar en los nuevos caminos que emprenda, con la certeza de que su legado seguirá transformando el mundo de la ciencia y la educación. 

¡Muchas gracias, profesora Irma!


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